Puede parecer obvio, poco misterioso, un poco evidente para quienes conviven en perpetua relación con el sol, el calor y la humedad, pero cuando se comparan los comportamientos de las personas que gozan de distintas estaciones al año, hay un claro ganador en lo que respecta a la mejor temporada para disfrutar del sexo: el verano.
¿Las razones? Todas químicas, ninguna arbitraria. Tal como reporta la revista Cosmopolitan, es un hecho que el mayor número de horas de sol que vienen con el verano ayudan a activar la oxitocina por medio de las células de la piel. Esta sustancia, por cierto, es conocida como la “hormona del placer”.
Pero no todo se resume en la susodicha, pues la luz también funciona como estimulante de la hipófisis, la cual a su vez ayuda a liberar la testosterona, hormona que ayuda a mejorar la virilidad, las erecciones, aumentando además el deseo sexual.
Es por esto que no llega como sorpresa que el 75% de los participantes en una encuesta realizada por El País, en España, manifestaran triplicar sus encuentros sexuales durante el verano en lo que respecta a parejas y hombres solteros, mientras que las mujeres solteras afirmaron duplicar los mismos en esta época del año.
Ciertamente razones no le faltan a los encuestados, pues además de la mezcla de sustancias anteriormente mencionadas, el sudor también juega su rol destacado, siendo el medio principal por el cual se liberan feromonas, haciendo del verano, la época del año en que las condiciones para amar son ideales, más aun cuando se tiene en cuenta que, a diferencia del invierno, las posibilidades de agarrar una neumonía por andar desprovisto/a de ropa, son prácticamente nulas.
Todos estos elementos como el calor, la piel expuesta, las hormonas agitadas, por tanto, hacen parte del coctel explosivo conocido como verano, o, mejor dicho, la estación del amor.