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ACTUALIDAD

Publicado 20 diciembre, 2019

Un café para hablar con el alma

Ruby González es un ser muy especial, que trasmite paz y ecuanimidad. Su manera de percibir el mundo la ha llevado a investigar sobre el ser humano y aprender técnicas para lograr un estado de consciencia que mejore la calidad de vida.

Ruby González es psicóloga transpersonal y consultora experta en mindfulness. El mindfulness nace de las tradiciones orientales, especialmente del budismo, del Zen, de sus prácticas milenarias de meditación, que llegaron a Occidente a principios del siglo pasado, y en los años 60 y 70 entró a formar parte de modelos terapéuticos. En Occidente, en los años 60, las enseñanzas del maestro Thich Nhat Hanh, autor de varios libros arribaron a Norteamérica y luego a Europa; sus obras han sido traducidas a varios idiomas y han influido tanto a personas como a profesionales de la salud. En 1979 el científico Jon Kabat-Zinn dio apertura a una clínica de reducción del estrés basada en las técnicas de meditación zen y vipassana que incluye en sus técnicas el mindfulness.

¿Qué es mindfulness?

Es una práctica basada en la meditación que consiste en entrenar la atención para ser conscientes del presente. Mindfulness es conciencia, que desarrollamos prestando atención concreta, sostenida y sin juzgar al momento presente. Es una habilidad de la atención que nos permite centrar la mente en el presente, estar atentos a la plenitud del instante. Nos pone en contacto con la realidad en la que vivimos y con lo que acontece en nuestro mundo interior. En mindfulness nos centramos en el aquí y en el ahora.

En esencia el mindfulness es universal porque tiene que ver con las capacidades humanas innatas como la atención, la conciencia y la respiración. Siendo universal resulta que toda persona interesada en su bienestar la puede aplicar.

¿Cuál es hoy la importancia del mindfulness?

Los resultados investigativos y de la neurociencia han influido a que en la actualidad la práctica de mindfulness cobre mucha importancia. Desde el año 2000 estamos experimentando un cambio de consciencia y los estudios de mindfulness, empatía, agradecimiento, perdón y compasión han aumentado exponencialmente.

Su utilidad ha sido comprobada en problemas de ansiedad, depresión, traumas, tratamientos de salud como dolores, trastornos alimenticios y adicciones. Hoy se aplica en las empresas, en la educación, desde niños de preescolar, adolescentes, en los diferentes deportes.

El mindfulness nos ayuda a cambiar nuestra perspectiva sobre nuestros malestares, sufrimientos y nos abre nuevas posibilidades para que nuestra vida, nuestra existencia se convierta en una aventura y deje de ser una lucha. Ya que, al restablecer la conexión de cada instante de tu vida, viviendo de verdad momento a momento, en lugar de solo existir, modifica el enfoque de atención. Seremos conscientes de ese algo, nos abrimos a nuevas posibilidades, reconocemos la impermanencia de las cosas.

¿En qué consiste la práctica de mindfulness?

Practicar mindfulness consiste en dejar fluir los pensamientos sin poner resistencia ni juzgarlos, solamente observando cómo vienen y se van. Es importante conocer los componentes mindfulness y realizarlos, siendo consciente del momento presente, de lo que acontece en el aquí y ahora, observando y aceptando sin resistencia, con una actitud curiosa y mente abierta, con una actitud compasiva y bondadosa, soltando y entendiendo que las cosas suceden cuando tienen que suceder, teniendo confianza y creyendo en nosotros mismos y en nuestra sabiduría interna.

¿Cómo se practica el mindfulness?

La práctica puede ser de tipo formal o informal. La informal la realizamos en nuestra vida cotidiana, no es necesario variar nuestras actividades ya que aplicamos las habilidades mindfulness en cualquier acción cotidiana como comer, caminar o compartir con otros. Para la formal, buscamos un lugar en nuestro hogar, un tiempo diario en el que nadie nos interrumpa, sentados, manteniendo postura erguida y realizamos los ejercicios que nos llevan unos minutos, nosotros mismos decidimos cuándo y en qué momento aplicarla.

El mindfulness es más un estilo de vida que una técnica. El punto u objetivo es que la práctica se ubique en nuestras vidas y se convierta en algo importante que nos brinde equilibrio y serenidad.

¿Cómo lograr la atención en el momento presente?

A través de la práctica hacemos que nuestra mente vuelva, una y otra vez, a la experiencia presente y para esto es necesario cultivar la capacidad de darnos cuenta, junto con una actitud de aceptación y no juicio. La práctica de mindfulness nos enseña cómo escuchar nuestro cuerpo y sus ventanas sensoriales, a atender el flujo incesante de nuestros pensamientos y sentimientos, restableciendo nuestra conexión con nuestro interior. La respiración se convierte en el ancla para mantener la atención en el presente. Solo en el presente respiramos y solo respiramos en el ahora.

¿Cómo logramos claridad mental?

Mindfulness nos lleva a observar nuestros pensamientos sin identificarnos con ellos. Los pensamientos, como tales, son inofensivos. Sin embargo, si nos aferramos a ellos, distorsionamos la valoración que hacemos de la realidad, afectando la percepción de nosotros mismos al llevar a cabo nuestras acciones e impidiendo vivir presentes para poder captar lo que nos ofrece el día a día.

¿Cómo lograr manejar nuestras emociones?

Las emociones nos mueven a la acción, de cómo nos relacionamos con ellas depende “hacia dónde” nos movamos. Cada pensamiento genera una emoción y cada emoción moviliza un circuito hormonal.

La salud emocional es resultado de una buena gestión emocional. Primero hay que aprender a reconocerlas y definirlas, es necesario estar conectados con nosotros mismos y contar con el lenguaje apropiado para luego traducir lo que estas emociones nos quieran decir, para luego crear espacio interno que nos permita dar cabida a cualquier emoción. Si aprendemos a nombrar lo que nos pasa y analizamos por qué un obstáculo determinado nos genera esta emoción, seremos capaces de canalizarla en forma constructiva.

Mindfulness nos favorece la regulación emocional, nos facilita el poder observar las emociones y aceptarlas, sin enjuiciamiento, ni críticas, sin esperar que sean otras distintas, sin huir de ellas. Al observar nuestras emociones y estar presentes en ellas, respirando a través del proceso emocional, fluimos y lo integramos al cerebro y al cuerpo, conectando con todo nuestro ser….

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