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Liderazgo

Publicado 5 junio, 2025


Mimi, una inspiradora saga familiar

La reconocida marca de restaurantes hunde sus raíces en un emprendimiento casero en cuyo posterior desarrollo y en cuyo futuro están presentes cuatro generaciones de mujeres


Tres mujeres de tres generaciones distintas, a las que ahora se suma una cuarta aún en cierne, todas en el seno de una misma familia, conforman la columna vertebral de la historia de una marca de restaurantes que hoy goza de gran reconocimiento y de la más entusiasta acogida por parte del público barranquillero: Mimi. 

Todo comienza justamente por ese apelativo lleno de afecto y ternura: Mimi. Mimi es Ivonne Chagüi de Munárriz, una mujer de espíritu incansable que, hace más de 20 años, en el horno de la casa, preparaba deliciosos ‘brownies’ como un ‘hobby’ y para consentir a sus nietos y amigos. Combinando varias recetas familiares, ella logró crear una propia con un sabor único que desde entonces se volvió inolvidable. 


Sus nietos, Angélica y Andrés Fernández Munárriz, son hijos de Ivonne Alicia Munárriz, la hija de Mimi. Cierto día, Angélica –Angie, como todos la llaman, y quien fue precisamente quien le dio a su abuela el apelativo de Mimi– le comunicó a ésta que en el colegio le habían asignado la tarea de crear un proyecto de emprendimiento cuyo producido se iba a destinar a una obra social y que le parecía que no había nada mejor que basarlo en el valor de sus  deliciososos ‘brownies’. “Se llamarán Brownies de Mimi”, le dijo.

Así nació un negocio casero que tuvo tanta aceptación que hubo que adquirir un horno nuevo para poder satisfacer la demanda. Andrés y Angie ofrecían los ‘brownies’ a sus amigos con negocios de comida e Ivonne Alicia, su madre, los ponía a la venta en las diversas sedes de la papelería tradicional de la familia.

Se introdujeron mejoras a las recetas y, por iniciativa de Angie, se empezaron a elaborar ‘brownies’ decorados y personalizados, que fueron una completa novedad en Barranquilla. Asimismo, se creó una línea saludable y se incorporaron nuevos productos.


El gran salto de Mimi

En 2015, por asuntos de salud, Ivonne Chagüi de Munárriz –Mimi– traspasó su legado a su hija, Ivonne Alicia, y a sus dos nietos, Angie y Andrés, quienes unieron su energía y sus talentos para crear ya una empresa formal, con una visión renovada de crecimiento y expansión. La distribución se apoyaba en las redes sociales y el mercado se amplió a escala nacional, por lo que fue necesario adquirir hornos industriales.

En 2019, y por solicitud de la misma clientela, se inauguró el primer punto de venta, en el centro comercial Plaza 98, el cual, además de su reconocida repostería, ofrecía también menú de sal. En la actualidad, con seis puntos de venta, los restaurantes Mimi son una experiencia que transforma lo cotidiano en algo mágico. Andrés señala: “Es un homenaje viviente al amor familiar, al trabajo bien hecho y a los sueños que crecen cuando se riegan con esfuerzo y fe”.


«Mimi es mucho más que postres: es una forma de vivir y compartir el amor familiar»


Amor por el buen comer 

Cada rincón de Mimi, cada receta, cada experiencia que viven los clientes son una extensión del espíritu de tres generaciones unidas por un mismo propósito: compartir amor a través de la comida. Y en esas tres generaciones sobresalen el trabajo, la sensibilidad y el talante femeninos: los de Ivonne Chagüi de Munárriz, quien, en una pequeña cocina, sentó las bases de todo con el amor y la dedicación familiar; los de Ivonne Alicia Munárriz, una mujer de gran corazón y perseverancia, que impulsó la consolidación del proyecto, apoyándolo desde las madrugadas, cuando las primeras producciones requerían trasnochar para salir adelante; los de Angie Fernández, la mente creativa y energética, quien no solo aportó innovación a los productos, sino también esa fuerza vital que ha convertido a Mimi en una experiencia mágica.

Y a estas tres mujeres se suma, como el complemento perfecto, la visión estratégica y empresarial de Andrés Fernández, quien, con su impulso, su pasión por la innovación y su capacidad para soñar en grande, lideró la expansión de Mimi, contribuyendo a hacer de ésta una marca sólida, admirada y querida por muchos.

Hoy, el auspicioso futuro de Mimi está simbolizado en Alma –la hija de Angie y la más pequeña de la familia–, quien representa la cuarta generación en esta saga. Con su dulzura, su energía contagiosa y su amoroso corazón, esta niña de dos años crece en medio de aromas de ‘brownies’, aprendiendo que Mimi es mucho más que postres: es una forma de vivir y compartir el amor familiar.

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