“Comienzas a mirar y a pensar por dos vidas y no por una sola. Estoy viviendo la historia de construir la familia que siempre soñé”, dice Kimberly en esta entrevista para referirse a esa visión mancomunada del amor.
Ha pasado casi un año desde que Kimberly Reyes y Federico Severini captaron la atención de todos los medios a nivel nacional con la celebración de su boda religiosa. Ya se habían casado dos años antes en Las Vegas, pero esta ceremonia y la celebración con todos sus amigos y allegados eran un sello infaltable que no pretendían dejar abierto.
Hoy, a puertas de su aniversario, deciden celebrar con nosotros este mes de amor y amistad con esta entrevista en la cual comparten con nosotros su experiencia como pareja, el balance de este tiempo juntos y, por supuesto, los importantes proyectos con los que cerrarán este año e inaugurarán los que vienen. Ha pasado un año desde que empezaste a interpretar uno de los roles más importantes y complejos de tu vida: el de esposa.
¿Qué balance puedes hacer de este tiempo como mujer casada? El matrimonio es la mejor etapa de una relación cuando verdaderamente se ama. No quiere decir que sea una etapa fácil; por el contrario, está llena de felicidades infinitas y de pruebas muy difíciles, pero es en esa unión cuando realmente se conoce y se pone a prueba el verdadero amor. Cada día que pasa me doy cuenta de lo mucho que aprendo de mi esposo e incluso de mí misma.
Comienzas a mirar y a pensar por dos vidas y no por una sola. Estoy viviendo la historia de construir la familia que siempre soñé. Siempre te has proyectado como una mujer fuerte e independiente.
¿Cómo lograr que esas actitudes coexistan con la mancomunión que exige el matrimonio? Sigo siendo la misma mujer, lo que sucede cuando llegamos al matrimonio es que, como hogar, cada uno asume un rol en la relación para protegernos desde las fortalezas del otro, aprendemos a bajar la cabeza cuando es necesario y a guerrear contra cualquier dificultad.
Las mujeres confunden ser independientes con ser autoritarias, confunden tener una voz a imponer su punto de vista. Yo creo firmemente que como esposa estoy para apoyar a mi esposo y luchar hombro a hombro por nuestros sueños sin nunca truncarnos el uno al otro.
Tú esposo y tú comparten muchos intereses, pero por supuesto han tenido la oportunidad de descubrir diferencias. ¿Cuáles particularmente sientes que los han enriquecido como pareja? Tenemos dos maneras muy diferentes de solucionar los conflictos; Fede es más explosivo que yo a la hora de exponer su punto de vista y yo muchas veces no soy capaz de hacerme sentir con las demás personas cuando algo no me gusta por miedo a lastimarlas.
Creo que hemos aprendido mucho del otro: por mi parte, a no permitir que me pasen por encima y, en su caso, a escoger las batallas necesarias de librar. Hablemos ahora de la parte profesional. Acabas de interpretar uno de los roles más importantes de tu vida antagonizando una serie tan icónica como es ‘Sin senos no hay paraíso’. ¿Cómo fue esta experiencia para ti? ‘El final del Paraíso’ ha sido una experiencia maravillosa que me ha abierto puertas en muchos países que son fans de la serie. Era un reto trabajar en un personaje que ya existía y en una serie que lleva tanto tiempo en el corazón de sus fans; sin embargo, me acogieron como una más de su familia y el público ha sido muy generoso con sus críticas.
Para mí es un honor haber sido escogida para este personaje. Ya tienes experiencia interpretando roles biográficos. ¿Qué reto particular implicó para ti recrear la cuarta versión de un personaje tan complejo como es La Diabla? Muchos retos, es que trabajar un personaje es estudiarlo a profundidad, es conocer desde su forma de caminar hasta la forma de pensar, aun cuando está en silencio.
Tuve un proceso de entrenamiento vocal para trabajar la voz del personaje y fue complicado para mí entrar al cien por ciento en la piel del personaje de un solo; sin embargo, le entregué todo de mí para buscar el resultado que hoy gracias a Dios los fans me han elogiado y que con mucho cariño y pasión fue realizado.