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Publicado 26 marzo, 2024

GRANABASTOS

Campo fértil para el empoderamiento femenino


El agro no es cosa solo de hombres. La Gran Central de Abastos del Caribe da cuenta de ello con el alto número de mujeres que, desde muy temprano, llegan hasta allí para cumplir con distintos roles, todos de enorme trascendencia. La visibilización de sus oficios y de las luchas que libran es una preocupación que la organización se toma muy en serio. En este artículo conoceremos a cinco damas admirables que, pese a la doble lucha que implica ser mujer y trabajar ligadas al sector agropecuario, han sabido dignificar su labor desde el género. Estas son sus emocionantes historias.  

Josefa Mármol Jordán, ejecutando una de sus labores diarias.


¡Madrugue, mijo!: las mujeres que le ganan la carrera al sol

¿Qué es madrugar? Para el colombiano promedio, estar de pie a las 5 de mañana aplica como definición. Esta convención, sin embargo, palidece ante la realidad de Josefa Mármol Jordán y de otras 30 mujeres que se levantan a las 3:30 de la mañana para cumplir con una labor de enorme importancia en el contexto de la central de abastos: limpiar las verduras que llegan a las bodegas mayoristas. Bondadosamente, Josefa sacó un espacio entre su extenuante jornada para responder algunas preguntas sobre su experiencia de vida.

            “Llevo en GRANABASTOS desde 2012”, explica. “Al principio, trabajaba junto con mi papá, pero el tiempo fue pasando y hoy ya no puede acompañarme. Imagínese: ¡tiene 89 años!”. Madre soltera de cuatro hijos, llega a la Central a las cuatro de la mañana y permanece allí hasta la una de la tarde, realizando una actividad que se debate en la ambigüedad de ser tan visible como invisible.

            “Yo me encargo de limpiar verduras y tubérculos en diversos puestos mayoristas. Esa cebolla reluciente que le llama tanto la atención a los clientes, seguramente la limpié yo, pero la mayoría de la gente no lo sabe”, señala. Tiene un hijo que aguarda por un trasplante de riñón y el dinero que gana a duras penas le alcanza para solventar los gastos diarios, pero agradece la oportunidad que la central de abastos le ha ofrecido para salir adelante.  

            “En GRANABASTOS las mujeres pueden progresar si se preparan. Además, en los últimos años algunos mayoristas se han preocupado por darles las debidas prestaciones a sus trabajadores, lo que le permite a uno trabajar más tranquilo”, detalla. Sin embargo, el camino no está exento de retos, sobre todo desde su condición de mujer. Los comentarios sexistas y las ofensas están a la orden del día en un contexto en el que personas de todos los antecedentes conviven. Para ella, sin embargo, estos desafíos son una oportunidad para forjar el carácter y dar ejemplo.


“Las mujeres somos más capaces que los hombres, porque nosotras nos le medimos a todo”.

Josefa Mármol Jordán

Rochy De la Cruz, mayorista de GRANABASTOS.


El emprendimiento vestido de mujer

En GRANABASTOS son muchas las mujeres comerciantes que dinamizan la oferta disponible. Una de ellas es Rochy De la cruz, quien con su carisma y perseverancia ha logrado posicionar su negocio paulatinamente. Profesional en comercio exterior, Rochy trabajó en la quesera de sus hermanos por algunos años antes de convertirse en la propietaria. “Al principio, el queso era nuestro producto estrella. Poco a poco, buscando diversificar la oferta, incorporamos nuevos productos de la canasta familiar al inventario. Así pasamos de vender cuatro referencias a más de cien”, recuerda.

Desde su rol como comerciante, destaca la creciente figuración femenina en el área administrativa. “En GRANABASTOS, particularmente, la mayor parte de los comerciantes que distribuyen queso son mujeres. Esto es un apoyo y una motivación para todas, pues nos sentimos arropadas por el sector”, indica Rochy, antes de aclarar que el panorama es distinto en la producción, donde predomina la figura masculina. No obstante, las cargas se equilibran cuando se analizan los negocios de comercialización en sí mismos, donde la gran mayoría de propietarios y administradores son mujeres. Este fenómeno, desde la perspectiva de Rochy, debe derivar en una mayor participación femenina en la junta, de manera que puedan exponer sus ideas e inquietudes, no solo en beneficio de su género, sino de la central de abastos en general.


“Espero que GRANABASTOS siga apostándole a la inclusión y visibilizando el papel de la mujer en la productividad regional”.

Rochy De la Cruz

Ester Fabiola Elías, la mujer que lidera la Gran Central de Abastos hoy día.


GRANABASTOS y su primera gerente mujer

Su nombre es Ester Fabiola Elías. Se expresa con convicción y sencillez, consciente de la enorme responsabilidad que conlleva ser la gerente general de una de las entidades más importantes en el departamento del Atlántico. Su experiencia profesional ha estado marcada por la vocación de servicio. “Mi trabajo en el Sena a lo largo de 19 años me permitió acercarme a la realidad de la región, a entender la necesidad de contar con relevos generaciones en el agro que garanticen la seguridad alimentaria del departamento”, declara.

            En lo que respecta al papel femenino en este contexto, Fabiola, primera mujer en la gerencia de GRANABASTOS, argumenta que las tradiciones culturales se sustentan en un entramado productivo matriarcal. Ella declara: “Las mujeres colombianas, desde el cultivo y la crianza doméstica de animales, han aportado históricamente a la economía familiar y popular. Por otro lado, desde roles profesionales y administrativos, han gerenciado con acierto entidades agrícolas y agroindustriales que son el sustento de muchas personas”. 

            Fabiola sabe muy bien de lo que habla. Sobre sus hombros carga la responsabilidad de garantizar la inocuidad alimentaria y nutricional de las  comunidades de la región que surten sus alacenas con los productos de la central de abastos, escenarios extremadamente masculinizados en sus inicios. Ella, sin embargo, es optimista: “Mi propia designación como gerente general de GRANABASTOS representa un cambio de paradigma. Hoy en día, en la central encontramos mujeres en ocupaciones que usualmente  eran realizadas solo por hombres, lo que da cuenta de un paulatino proceso de inclusión que empieza a rendir sus frutos”. Pero esta inclusión implica preparación, por lo que Fabiola insiste en que la formación técnica y la disposición al trabajo en equipo son la verdadera clave.


“El agro colombiano no avanza desde una posición de géneros. Avanzará con una política pública clara y el trabajo mancomunado de hombres y mujeres que luchen para el sostenimiento de la seguridad alimentaria del país”.

Ester Fabiola Elías

Sonia Fontalvo, la presidenta de la ANUC seccional Atlántico.


Del campo y por el campo

Sonia Fontalvo, presidenta de la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos de Colombia (ANUC) seccional Atlántico, habla orgullosamente sobre sus antecedentes familiares ligados al campo: “Nací en un hogar de padres campesinos. Mis abuelos paternos trabajaban y vivían en fincas, y yo, desde muy pequeña, aprendí la única actividad agrícola permitida a las mujeres en ese contexto: la cría de animales de corral”. Evidentemente, su compromiso con las luchas del campesinado no es una postura transitoria, sino una vocación del alma.

           Sonia vive el reto triple de ser campesina, mujer y dirigente, una lucha en la que lleva 37 años. En el proceso, ha enfrentado desafíos como el machismo, el escaso reconocimiento que se le otorga al trabajo femenino y la poca participación de las mujeres en la toma de decisiones. “Pero la experiencia de personas que han asumido la responsabilidad de liderar exitosamente organizaciones como GRANABASTOS es un ejemplo contundente de que las mujeres somos capaces de enfrentar cualquier reto”, indica Sonia. Ella, particularmente, asume complacida la representación de las campesinas locales que, de manera voluntaria y autónoma, han unido esfuerzos para luchar por sus derechos.

“Sueño con ver a nuestras mujeres campesinas plenamente empoderadas, con sus propias parcelas, proyectos productivos, vivienda digna y educación de calidad para ellas y para sus hijos”, revela Sonia. Este sueño parece ser más alcanzable en la actualidad gracias a las oportunidades que se les brindan desde el seno de organizaciones como GRANABASTOS, desde las cuales se construyen redes de apoyo para que sus proyectos agroindustriales surjan.


“Las mujeres no solo aportamos al campo desde el cuidado del hogar, sino también desde la producción agrícola. Nuestra contribución a la potencialización de la economía es poco visible y valorada, eso es algo que debe cambiar”.

Sonia Fontalvo

Jhenifer Mojica Flórez, Ministra de Agricultura y Desarrollo Rural.


El ministerio del campo en manos de una mujer

La ministra de Agricultura y Desarrollo Rural, Jhenifer Mojica Flórez, compartió su visión gubernamental en torno al papel de la mujer en el agro. Desde estudiante, su lucha por la restitución de los derechos sobre las tierras de las familias campesinas fue uno de sus faros. En la actualidad, sigue trabajando por un sector que, a pesar de ser el sustento del país, es el que más injusticias sufre. Las mujeres, particularmente, son quienes más padecen.

            “Las mujeres del campo tienen tres responsabilidades: el cuidado de sus familias, el cuidado de la finca y el trabajo productivo remunerado”, explica la ministra. “Además de ser madres, hijas y esposas, tienen responsabilidades laborales. Por ejemplo, la mayoría de las personas encargadas de las labores de ordeño en territorio nacional son mujeres”.    

            La ministra alerta, además, sobre la vulnerabilidad femenina. Más allá de las manifestaciones de violencia más obvias, como la física y la verbal, la transgresión de la igualdad, el respeto y la moral son habituales para las mujeres campesinas. Por ello, desde el Gobierno nacional se están tomando medidas, no solo para proteger la integridad de las mujeres, sino para garantizar la participación paritaria de estas en los órganos de decisión.

            Su designación como ministra es un buen ejemplo de ello, pero ella prefiere destacar el papel que cumplen las mujeres en la Gran Central de Abastos del Caribe. “Con su política de inclusión y equidad de género,  GRANABASTOS le está enseñando al país al reconocer que las mujeres pueden, incluso, asumir labores que antes eran exclusivas de los hombres. Además, la designación de una mujer para gerenciar la organización es una conquista de género que debe ser destacada”. 


“Es incalculable el aporte de la mujer al agro colombiano. Si hiciéramos un cálculo de cuánto aporta al PIB el trabajo gratis que realizan, entenderíamos mejor por qué Colombia les debe una remuneración apropiada”.

Jhenifer Mojica Flórez

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