El lenguaje no verbal es el idioma del universo
Por Ilene Daza*
Los gestos faciales, el tono de la voz, el saludo o incluso la cercanía o lejanía que adoptemos hacia una persona pueden comunicar mucho más sobre el otro que las palabras. Por eso es necesario aprender a interpretar el lenguaje corporal de los demás y hacer los ajustes necesarios en nosotros mismos para comunicar y conectar efectivamente.
No es casualidad que existan personas que nos hipnotizan por su carisma, encanto y forma de hablar, y por lo generosas que son cuando se trata de reconocer y valorar al otro. Sin duda, han aprendido a analizar las características propias de cada interlocutor y, desde allí, han establecido una interacción potenciadora y una relación efectiva de comunicación porque utilizan estrategias que marcan una diferencia en su estilo de liderazgo. Entre otros aspectos, tienen la habilidad de identificar la gestualidad de los demás y reconocer su estado interno, es decir, calibrar lo que están pensando y lo que están sintiendo.
La razón es que las palabras no son nuestra única forma de expresión. Los gestos faciales, el tono de la voz, el saludo o incluso la cercanía que tengamos hacia una persona pueden comunicar mucho más sobre el otro. Estos aspectos de la corporalidad tienen un impacto significativo en la credibilidad y la persuasión, y brindan amplia información sobre las emociones; por eso resulta valioso aprender a interpretar el lenguaje no verbal en los demás y hacer los ajustes necesarios en nosotros mismos para comunicar y conectar efectivamente.
Mientras las palabras son una expresión de nuestro conocimiento, sistema de creencias, estructura de pensamiento, y proyectan lo que somos, pensamos y sentimos, el lenguaje no verbal revela que todo comportamiento externo se corresponde con un estado interno. Es lo que se conoce como “anatomía emocional” e impacta en las interacciones con el entorno y el desarrollo de nuestra vida en general.
Podemos mostrar fisiología de apertura o de contención y al ser conscientes de ello, reorganizar nuestra postura para cambiar la emoción, es decir, adaptar las formas de expresión y, en definitiva, desarrollar la práctica de construir un buen lenguaje no verbal que manifieste nuestro estado interno. Se trata de ser capaces de gestionar cómo somos percibidos por los demás para proyectar seguridad, confianza o dominio de un tema. Es una habilidad que nos ayuda a lograr el éxito ante diferentes retos profesionales.
Técnicamente existen cinco disciplinas que abarcan todo lo relativo al lenguaje no verbal:
Cada una de ellas amerita un abordaje a profundidad; lo importante es tener conciencia de los estados de fisiología:
Al profundizar sobre cada uno de estos universos, podemos ser capaces de distinguir cuando una sonrisa es real o fingida, incluso identificar gestos de orgullo o desprecio. La invitación es a que intentes ejercitarte conscientemente en estos comportamientos de apertura hasta que se vuelvan parte de tu personalidad. Es cuestión de práctica y autoobservación, para que puedas proyectarte como una persona segura y altamente competente en tu área de experticia.
Recuerda: nuestro cuerpo habla y cuenta historias. Nuestras acciones hablan y tienen voz propia. Quizá te sorprenderá saber que el 50% de la comunicación corresponde a la corporalidad.Los gestos, la manera en que nos levantamos, la forma de caminar o sentarse, la inclinación del cuerpo hacia adelante o hacia atrás, todo revela pensamientos y emociones.
Es así como en cualquier contexto, entorno laboral, personal o social es decisivo saber esto. Entender qué significa cada uno de los movimientos de nuestro interlocutor nos permitirá saber si hay conexión con la conversación, con la solicitud que estamos haciendo, con el ‘feedback’ que estamos dando o si debemos hacer ajustes y dirigir el mensaje en otro sentido.
Captar ese lenguaje nos indicará si vamos por buen camino, si nos estamos haciendo entender, si la otra persona está de acuerdo con lo que proponemos o si se desconcentró, se incomodó, o debemos replantear de nuevo el discurso.
«Nuestro cuerpo habla y cuenta historias. Nuestras acciones hablan y tienen voz propia. Quizá te sorprenderá saber que el 50% de la comunicación corresponde a la corporalidad».
En general, para aprender a ajustar tu corporalidad, debes:
1. Auto-observarte para revisar cómo está tu estado interno antes de tener una interacción importante. Dejar a un lado el estrés y las preocupaciones porque toda esa predisposición impide conectar. Puedes dedicar unos minutos previos a autorregularte y producir sustancias químicas en tu cerebro como dopamina, serotonina, endorfina y oxitocina que favorezcan el ánimo adecuado.
2. Proyectar apertura con tus gestos y fisiología.
3. Ajustar tu tono de voz, la emoción al hablar y la velocidad de acuerdo con tus objetivos.
4. Preparar cómo vas a decir las cosas y no solo lo que vas a decir.
5. Trabajar en tu estado interno y en tu inteligencia emocional; es la forma más segura de mejorar las respuestas automáticas no verbales.
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*ILENE DAZA
Autora de los libros El líder que si transforma y Cómo desarrollar la alta competencia.
Coach, team coach, especialista en growth management, neuroemoción y lenguaje no verbal. Speaker.