Eiza González expresa su apoyo incondicional a Grigor Dimitrov tras su salida de Wimbledon por lesión
La actriz mexicana mostró su respaldo total a su pareja, el tenista búlgaro Grigor Dimitrov, quien se vio obligado a retirarse del torneo de Wimbledon el pasado 7 de julio, tras sufrir una grave lesión en su pectoral derecho durante los octavos de final
Dimitrov, de 34 años, lideraba el partido contra el italiano número uno del mundo, Jannik Sinner, con un marcador favorable de 6‑3, 7‑5 y 2‑2, cuando un revés provocó dolor agudo en su zona pectoral. Evaluado por el equipo médico, el jugador determinó que no podía continuar y debió abandonar la cancha, recibiendo una sentida ovación de pie por parte del público presente. Con esta retirada, Dimitrov acumula su quinto abandono consecutivo en torneos Grand Slam, un récord en la era Open.
Eiza González, de 35 años, quien confirmó públicamente su relación en mayo, no dudó en utilizar sus redes para brindarle palabras de aliento.
En sus Instagram Stories, escribió: “Love of my life. I couldn’t be more proud of you. You are BEYOND outstanding. This is just a moment that will pass and will make you even stronger… You’re a winner. We all saw it. And you’ll do it again. I love you @grigordimitrov.”
Foto: Instagram
Además, en un comentario sobre un video oficial difundido por Wimbledon —que mostraba el abrazo entre Dimitrov y Sinner tras la retirada— ella sumó: “A WINNER. He will build an even better story. Stronger inside and out”
Por su parte, el rival Sinner, visiblemente afectado, expresó empatía tras el incidente: “Ha tenido mala suerte estos años. Es un jugador increíble… espero que se recupere pronto”. La pareja hizo pública su relación en mayo, coincidiendo con el cumpleaños número 34 de Dimitrov el 16 de mayo, en el marco del festival Women in Cinema en Cannes, Francia.
Foto: Getty Images
La conmovedora muestra de apoyo de Eiza González en momentos tan difíciles destaca no solo su afecto personal sino también su papel como pilar emocional en la carrera de Dimitrov. En un escenario de alta tensión como Wimbledon, su mensaje se convierte en símbolo de resiliencia: una lección de cómo el amor y la admiración pueden transformar incluso una derrota en una oportunidad para crecer juntos.