El Museo del Mañana, un espacio para promover la ciencia, las artes y la cultura inaugurado hoy en Río de Janeiro, nace como un patrimonio de la humanidad, afirmó la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, en la ceremonia inaugural de la obra diseñada por el arquitecto español Santiago Calatrava. «Pese a que recién lo estamos inaugurando, podemos decir que ya nace como un patrimonio de la humanidad», dijo Rousseff al referirse a la belleza de la edificación, a su importancia en el proyecto de revitalización de la zona portuaria de Río de Janeiro y a la ambición de los conceptos que expondrá en sus salas de exhibición.
La futurista edificación de 15.000 metros cuadrados construidos, diseñada por el arquitecto valenciano e inspirada en las bromelias brasileñas tiene un claro objetivo científico y se propone mostrar al público el poder del hombre para cambiar el mundo, incluso mediante la alteración del clima, la degradación de los ecosistemas o la interferencia en la naturaleza. «Es un museo bellísimo, pero sobre todo instigante e inspirador», resaltó la jefe de Estado de Brasil al destacar la capacidad que tiene la colección, especialmente por el uso de modernas proyecciones y juegos interactivos, para mostrar la capacidad de transformación del hombre. Rousseff definió el museo como una mezcla de ciencia, arte y filosofía y cómo los pensadores de la Grecia antigua capaz de mostrar conceptos como el sentido de la vida, el origen del universo, las razones para estar en este mundo y la necesidad de preservar el planeta. «Creo que este será uno de los mayores representantes y símbolos del país que queremos construir. Y tendremos mucho orgullo de mostrarlo a los visitantes que vendrán a los Olímpicos», agregó.
El museo es una de las principales obras del proyecto con el que la alcaldía de Río de Janeiro pretende revitalizar su zona portuaria siguiendo el modelo de Barcelona y de Buenos Aires, de cara a los Juegos Olímpicos que la ciudad organizará en 2016. La instalación fue construida en un muelle del puerto de Río de Janeiro que se proyecta sobre la bahía de Guanabara y frente a la céntrica y tradicional plaza Mauá, que fue totalmente reurbanizada y que también ganó como atracción el Museo de Arte de Río (MAR). Rousseff destacó el deseo del alcalde de Río de Janeiro, Eduardo Paes, de rescatar una importante zona de la ciudad que estaba abandonada y «de espaldas a lo que tiene de más bonito la ciudad, que es su integración con la bahía de Guanabara».
La zona portuaria, en pleno centro de Río, también ofrecerá otras atracciones: un gigantesco acuario, galerías de arte, edificios corporativos y un polo gastronómico, y tendrá acceso por un tranvía eléctrico, que la presidenta usó para llegar al museo en compañía de sus ministros de Cultura, Juca Ferreira, y Ciencia y Tecnología, Celso Pancera. La presidenta destacó la capacidad del alcalde de Río de Janeiro para unir varias personas en torno a un proyecto transformador, entre ellas «un arquitecto del porte de Calatrava», al que, según dijo, conoció hoy en su visita al museo.
El museo cuenta con 5.000 metros cuadrados de espacio para exposiciones, así como con una cobertura metálica de forma cóncava que avanza 75 metros en dirección a la plaza Mauá. La edificación, cuya altura fue limitada a 18 metros para que no ocultara la visión que se tiene de la bahía de Guanabara desde construcciones vecinas, cuenta en su planta superior, destinada a la exposición permanente, con un techo de 10 metros de altura del que se puede observar toda el área portuaria. El museo, con alrededor de 30.000 metros cuadrados de salas externas, jardines, espejos de agua y áreas de ocio, usará 53 experiencias diferentes, entre vídeos, juegos, presentaciones interactivas y fotografías, para exponer diversos asuntos. En ese conjunto de formatos serán expuestos trabajos que abordan el crecimiento de la población y el aumento de la longevidad, los modelos de consumo, la manipulación genética y bioética o el avance de la tecnología.
La obra ofrecerá también espacios reservados para exposiciones temporales de menor tamaño con la temática del futuro del mundo y de la humanidad como factor común. Un laboratorio de empresas en las que los interesados puedan exhibir proyectos, un auditorio y un observatorio con información constantemente renovada sobre investigaciones relacionadas con la temática del museo, completan el complejo. El diseño arquitectónico también fue elaborado siguiendo criterios sostenibles e incluyó fuentes de energía naturales, lo que, según Calatrava, permite su integración con el contenido del museo.
La edificación fue dotada con 6.200 paneles solares que pueden ajustarse al ángulo de los rayos del sol a lo largo del día, capaces de generar hasta un 40 % de la energía necesaria en el día a día. Igualmente usa agua de la propia bahía para regular la temperatura interior del edificio y para abastecer los estanques que rodean el museo, y privilegia la entrada de luz natural.