Desde un principio, Adalberto Pumarejo y Ernesto Altahona sabían cual era el objetivo principal de su empresa; sacar sonrisas a niños de distintas partes en Colombia, meta que están logrando con Waré, zapatos llenos de color y estampados, que le dan a otros la oportunidad de suplir una necesidad casi que básica. Estuvimos con Adalberto y nos contó sobre esta iniciativa, su significado y las reacciones de quienes se benefician.
Waré significa amigo en Wayuunaiki, y queremos crear una comunidad de amigos que se comprometa socialmente con su comunidad y país.
Llevo varios años trabajando para causas sociales, y en una de esas experiencias con el gobierno, veo que dos hermanos se compartían los zapatos para ir al colegio. Una niña de 4 años y un niño de 2 años se turnaban un día por medio para ir al colegio, el niño tenia que ponerse los zapatos de su hermana mujer que también eran mucho más grandes. Desde ese momento decidí generar un cambio y ahí fue donde nació Waré, le comenté la idea a mi socio, le gustó y emprendimos el proyecto.
La idea primaria era crear zapatos para hombre, sin embargo, nos dimos cuenta que el mercado para mujeres era mucho más grande y en constante crecimiento. Decidimos irnos por un estilo de zapato que combinara con nuestra filosofía, el de una persona aventurera, divertida, viajera y con conciencia social y así es como llegamos a las colecciones que ahora tenemos.
Siendo totalmente sincero puedo decir que el mercado colombiano está acostumbrado a ver pobreza, es difícil empezar a incomodar a las personas con la situación actual. Es normal para todos ver a un niño pidiendo en el semáforo, a la mamá con 8 hijos rogando por una moneda, entonces el hecho de que Waré vaya y diga que voy a regalarle un zapato a un niño no genera un impacto como al que están acostumbrados en el primer mundo. Ha sido un proceso difícil el incomodar a las personas y despertarles la conciencia.
Han habido negativas y positivas, pero la que más recuerdo es una que más que negativa, de alguna manera incidió en la marca y fue que durante la primera entrega, junto a la fundación a la que entregamos los zapatos, armamos el lote de unos 250 zapatos, y cuando fuimos a hacer la entrega, empezamos a llamar a los niños uno por uno, y cuando llamamos a uno de ellos, resultó que era un niño de sólo 2 años, pidiendo un zapato varias tallas más grandes que la que realmente usaba. Al principio pensamos que era un error de la lista, pero luego vimos que era constante, investigamos y nos dimos cuenta que los papás acostumbran a dar tallas mucho más grandes para que los zapatos les duren a los hijos y se los presten, entonces de alguna manera alimentamos eso que queríamos corregir. Desde ese entonces, lo que hacemos es que nos involucramos mucho más con la comunidad, vamos y hacemos dinámicas en donde tengan que poner los pies en plantillas, para así captar inmediatamente su talla, logrando establecer una relación con ellos, mucho más cercana a un `toma te entrego y ya´.
Te puede interesar: Fashionistas colombianas que debes seguir si amas la moda
Te puede interesar:Vidigal, la villa olímpica de Río de Janeiro que no todos conocen