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DESTINO

Publicado 11 octubre, 2016

Los tesoros naturales del Magdalena

Por Alfredo Baldovino

El Magdalena es, quizá, el departamento con mayor biodiversidad y riqueza de recursos naturales de la Costa Atlántica. Empezando por la misma capital, que, al atractivo de ser la segunda ciudad más antigua de Suramérica y el lugar donde descansan los restos del Libertador Simón Bolívar, añade la presencia de espléndidas playas en sus alrededores: Bahía Concha, Taganga, Playa Blanca, Playa Grande y el Rodadero, entre otras, que todos los años atrae a miles de turistas.

Bahía Concha

Para llegar a esta ensenada se puede tomar un bus o taxi desde el centro de Santa Marta hasta el barrio Chimila. Desde allí se aborda otro transporte hasta Bahía Concha. Antes de llegar a la playa hay que pasar por una propiedad privada, por lo cual se debe pagar un importe para entrar. La arena de la playa es blanca, y el agua del mar, además de tranquila, permite ver los bancos de peces que se mueven en el fondo.

Taganga

Por lo general, el que visita Taganga por primera vez queda fascinado con el lugar y no puede menos que seguir volviendo cada vez que puede. No solamente por la belleza del océano que lo baña, perfecto para la pesca y para practicar el buceo, sino también por la amabilidad de la gente y por la comodidad de los precios. El visitante puede hallar desde lugares para hacer camping hasta casas alquiladas a módicos precios, habitaciones de hotel o pequeños hostales. Por eso no tiene nada raro encontrar turistas extranjeros que llegaron de paso a Taganga y terminaron por prolongar su estadía semanas enteras. Para llegar a Taganga se puede abordar un taxi desde el Terminal de transporte de Santa Marta o una buseta. Una ensenada tranquila con botes anclados a la orilla se puede avistar desde el mirador que bordea la carretera. Tomando un bote o caminando a campo traviesa por la montaña se llega a las fantásticas aguas de Playa Grande.

Parque Nacional Tayrona

Cubriendo una extensión de 12.000 hectáreas en tierra y 3.000 hectáreas en mar, y emplazado al norte del departamento del Magdalena, a 34 kilómetros de Santa Marta, el Parque Nacional Tayrona está considerado hoy como uno de los mayores atractivos turísticos de Suramérica. Desde el punto de vista del ecosistema, cuenta con más de 100 especies de mamíferos, 770 especies de plantas y 350 especies de algas marinas. El precio de entrada para los visitantes colombianos es de $14.500 y se puede llegar desde Santa Marta abordando una chiva en el popular sector de Mamatoco con un coste aproximado de $5.000 o $6.000 hasta El Zaíno.

Hay una variada gama de opciones para instalarse en unos de los tantos puntos de hospedaje que ofrece el Parque Nacional Tayrona, que va desde cómodas cabañas o Ecohabs hasta zonas de camping. El sector de Cañaveral, por ejemplo, ubicado a 4 kilómetros de la entrada principal, tiene capacidad para unas 90 personas, y ofrece a sus visitantes, además de servicio de restaurante, zonas habilitadas para cocinar con leña o carbón.

Subiendo a lomos de un caballo por un sendero de herradura, o siguiendo un camino alterno bordeado por árboles monumentales, entre una vegetación exuberante, poblada de ardillas y todo tipo de pájaros, se llega desde Cañaveral a Arrecifes al cabo de 40 minutos de caminata. Allí encontrarán los visitantes otras zonas de camping, emplazadas frente a una extensa franja de playa, no apta para bañistas, con farallones de rocas a flor de agua sobrevolados por bandadas de aves perfectas para tomar fotografías.

Ideal para caretear y compartir con los niños es La Piscina: una playa de aguas tranquilas de color turquesa, a 25 minutos de caminata desde Arrecifes, que modera la fuerza del oleaje con un cinturón de rocas a la distancia que le dan el aspecto de una piscina. Internándose nuevamente por un corto sendero en el bosque, se accede a las hermosas playas del Cabo San Juan después de 15 o 20 minutos, en donde, a diferencia de La piscina, se puede alquilar una hamaca o un espacio para armar una carpa por un precio aproximado de $15.000. Para los menos dados a seguir las reglas, está, a diez minutos del Cabo San Juan, la playa Boca del Saco, o Playa Nudista, un espacio para tomar el sol como Dios nos trajo al mundo sin los señalamientos de los más conservadores. Otros de los atractivos que tiene el Parque Nacional Tayrona son los restos arqueológicos de Chairama, el Mar de las 7 Olas,  Playa Brava, Chengue y Neguanje.

Riachuelos de aguas claras, música de pájaros, innumerables cocoteros cuyos frutos quedan a la disposición de quien quiera aprovecharlos, y la posibilidad de entablar amistad con personas de todo el mundo, hacen del Parque Natural Tayrona un lugar ideal para alejarse de los trajines de la ciudad e integrarse con la naturaleza.

Quebrada Valencia

A 20 minutos de El Zaíno, por la vía que va desde Santa Marta a Riohacha está la entrada a  Quebrada Valencia, un conjunto de piscinas naturales, formadas con la caída de una cascada que se despeña desde lo alto. La piscina más baja es perfecta para visitantes de todas las edades. La siguiente tiene toda la apariencia de un jacuzzi labrado en la dura roca. Una tercera es lo suficientemente profunda como para practicar clavados desde lo alto de un risco. Para ingresar hay que pagar un importe de $3.000 por persona, exceptuando a los niños. La caminata dura alrededor de 20 minutos  y en el trayecto puede encontrarse ventas de plátano asado con queso, además de un restaurante. Con todo, se recomienda a los visitantes llevar sus propias provisiones, tenis para el camino y bolsas para recoger la basura.

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