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ACTUALIDAD

Publicado 7 marzo, 2018

Del #Yo También al Paro del 8M

La voz y la acción de las mujeres recorren el mundo en una batalla sin vuelta atrás contra el acoso y el hostigamiento sexual.

El paro 8M “será un día de feminismo para el 99%: un día de movilización de las mujeres negras y morenas, de las cis y bi, de las lesbianas y las mujeres trans, de las pobres y las de bajos salarios, de las que hacen trabajos de cuidado no remunerados, de las trabajadoras sexuales y de las migrantes”, proclama el manifiesto #WeStrike.

Cuando Elisa inició sus estudios de Medicina no previó el tipo de obstáculo que su condición de mujer le agregaría a una carrera de por sí difícil. Ya en su primer práctico de Anatomía, el docente a cargo desplegó halagos y menciones a su “belleza”, que luego, ante su negativa a concertar una cita, se transformaron en desafíos atemorizantes, como conminarla a no usar guantes durante la disección de un cadáver. Si bien finalmente pudo aprobar la materia, no fue sin dificultades que poco tuvieron que ver con su dedicación al estudio o a su inteligencia. Muchos años después, siendo adulta, aquellas situaciones adquirieron nombre, visibilidad y densidad política para ella.

El recuerdo de este episodio, y otros de esa índole, a los que había considerado casi un costo ineludible en la carrera profesional de una mujer, reaparecieron con nuevos sentidos cuando el debate sobre el acoso sexual fue noticia en los medios y personalidades públicas denunciaban haberlo padecido, a la vez que otros famosos eran acusados de acosadores. Entonces, por primera vez, se plegó a una convocatoria de redes y repicó el hashtag #MeToo (#Yo También). Por primera vez pensó que aquellos malos momentos la habían convertido en una víctima más de un problema que sufren muchas mujeres (y muchas veces varones colocados en posición subordinada por otros) y que, si bien no tiene la magnitud letal del feminicidio que concitó desde América Latina el importante movimiento Ni Una Menos, puede torcer definitivamente el rumbo de sus vidas sumándole un costo a cualquier actividad pública, desde caminar por la calle hasta desempeñarse en ámbitos laborales.

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