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Publicado 22 diciembre, 2020

Entrevista

Carolina Cruz:

En la dulce espera

Foto cortesía de Carolina Cruz.

Carolina Cruz, exitosa presentadora, modelo y empresaria colombiana, fue virreina nacional de la belleza en 1999, cuando representó al Valle del Cauca. Con Lincoln Palomeque, su pareja por más de 12 años, y su primer hijo, Matías, ha formado una bonita familia. En la actualidad esperan a su segundo bebé: Salvador, quien llega como una bendición, para consolidar su más profundo deseo: ser mamá.

Has dicho que tu vida es diferente a lo que alguna vez imaginaste. ¿Cómo imaginaste tu vida?

Nunca soñé con ser reina, modelo, ni mucho menos, presentadora. Tampoco soñé con ser empresaria, tener una marca. Yo soñé con ser veterinaria, con trabajar en un banco, con ser bombero, ese tipo de cosas, pero nada de lo que he logrado hoy día. La vida, pero sobre todo Dios, me han sorprendido con muchas bendiciones y cosas lindas.

Cuando me preguntan cómo me veo en tantos años, digo que nunca me proyecto en el futuro porque siempre trato de vivir el presente. Trato de no pensar en el futuro porque muchas veces uno se agobia. Yo pienso que Dios le va poniendo a uno en el camino todo, y yo he aprovechado y disfrutado las bendiciones, y de todas he aprendido mucho.

¿Cómo fue tu niñez y qué anécdota recuerdas?

Nací en Tuluá en el 79, y a mis tres años nos fuimos a vivir a Cali. Me mantenía descalza y hoy día, viviendo en Bogotá, también lo hago. Crecí con un árbol de mango espectacular afuera de mi casa, entonces me fascina comer mango. Tuve una niñez y una adolescencia muy linda.

Tuve tres mañas hasta los 11 años: tomé tetero, me hice pipí en la cama, y chupé dedo. Mi abuelito Raúl me decía que si no me dejaba de chupar el dedo me lo iba a untar de popó de gallina, y yo traumatizada al imaginar esa escena, empecé a dormir con la mano detrás de la espalda. Fue la única manera en la que pude dejar de chuparme el dedo, pero me dañó los dientes y toda mi adolescencia tuve que usar brackets.

Ahora que soy mamá, entiendo muchas cosas del proceso, por eso me relajo y trató de tenerle mucha paciencia a mi hijo.

Muchas mujeres quieren ser como Carolina Cruz. ¿De qué manera te gusta ser referente para esas mujeres?

Yo siempre me he mostrado como soy, una mujer real, sencilla, descomplicada, y creo que por eso muchas mujeres se identifican conmigo, porque sienten que muchas cosas de mi vida son momentos que también han vivido. Yo siempre trato de mostrarme desde el amor, la honestidad, como siempre he sido: un ser humano que ha cometido errores, que ha aprendido de los momentos complejos y que se ha levantado. Seguramente todavía me faltan muchos errores por cometer. Nunca me he mostrado como una alguien inalcanzable, siempre me ha gustado ser un libro abierto.

Hablando de reinados, ¿cuál es tu concepto de belleza? ¿qué cosas hacen interesante a una mujer?

Las reinas siempre han sido muy estigmatizadas, sobre todo en sus capacidades; afortunadamente hemos podido demostrar lo contrario. Cuando yo participé en el reinado, gracias a Dios no existían las redes sociales; pienso que en la actualidad no me le mediría a algo así, porque a través de las redes las están juzgando todo el tiempo. Yo pensaba que con lo que está sucediendo mundialmente eso cambiaría, pero no fue así. Creo que las reinas de ahora, más que tener belleza, deben ser mujeres muy maduras para entender y poder tolerar las cosas difíciles que van a vivir al ser juzgadas.

Pienso que en estos tiempos debería ser una materia del colegio para todos estos chiquitos el reforzar ese equilibrio emocional con autoestima, con capacidad de entendimiento, enseñándoles a valorar, y valorarse.

¿Por qué Lincoln fue la pareja ideal para formar una relación estable, como la que tienen actualmente?

Porque los dos somos muy similares en muchas cosas, como seres humanos, como personas, somos sencillos, básicos, relajados, trabajadores, familiares. Crecimos con los mismos valores y empezamos a darnos cuenta de eso a medida que nos íbamos conociendo, fortaleciendo la relación.

Cuando nos fuimos a vivir juntos a Estados Unidos fue maravilloso. Allí nos dimos cuenta que podríamos vivir felices y que nos complementábamos, así que empezamos a pensar en formar una familia.

¿Cómo es Carolina en su faceta de mamá? ¿Cuál ha sido el mayor reto?

Soy súper consentidora. Creo que los niños son los mejores maestros y llegan a enseñarnos muchas cosas: paciencia, tolerancia, equilibrio, entendimiento, gratitud. Así como Matías, seguramente Salvador va a llegar también a enseñarnos muchas cosas más, para seguir haciendo las cosas desde el amor y el corazón, con respeto y con Dios, por encima de todo.

El reto más grande es que los hijos no vienen con un manual debajo del brazo. Uno siempre tiene la duda de si lo está haciendo bien, o mal. Trato de ser una mamá equilibrada, y de hacer siempre las cosas bien.

Después de Matías afrontaste la dura pérdida de tu segundo bebé. ¿Cómo fue esa experiencia?

Muy dolorosa y difícil cuando la viví. El 30% de las mujeres embarazadas pasamos por esto y yo tuve la fortuna de no pasarlo sola, pues Lincoln estuvo a mi lado apoyándome. Yo ya tenía a Matías, y con él, la fortuna de ser mamá.

Yo pensaba que lo había superado, pero a comienzo de este año hice un trabajo de programación neurolingüística y entendí que no había hecho el duelo como era; que seguía culpándome sin razón. Entendí que yo no era la culpable y que los planes de Dios son perfectos, por eso quise compartir mi experiencia con mujeres que me escribían contándome experiencias similares.

A veces la gente piensa que como uno sale en televisión, la vida es perfecta y no tiene problemas. Como siempre trato de estar feliz, y de ser fuerte, a veces no muestro lo que en verdad estoy sintiendo. La programación neurolingüística me ayudó a sanar eso que no había sanado, y hablar de la experiencia desde el amor.

¿Cómo fue el proceso del embarazo de Salvador mediante fertilización in vitro? ¿cuándo tomaron Lincoln y tú la decisión?

Yo le prometí a Dios y a la virgencita que, si iba a lograr esto, quería ser un instrumento para que las personas conozcan mi caso, y ser aliento para muchas mujeres que están pasando por lo que yo pasé, y para muchas familias que seguramente ya dijeron, yo no quiero intentar más y dejemos así. Yo sé lo importante que es lograr ser mamá para quienes soñamos serlo.

Para nosotros afortunadamente, fue muy fácil. A mí me extrajeron 16 óvulos, y se fecundaron 4; tres no estaban del todo sanos, y el único sano fue el que me pusieron. Todo fue perfecto, y ese es Salvador.

¿Por qué el nombre de Salvador? ¿Qué significa ese nombre para ustedes?

Tiene un significado muy grande, pues en este momento de nuestras vidas lo que queríamos era ser papás de nuevo. Si era niña, sabíamos que se llamaría Guadalupe, por la virgen de la que somos muy devotos. También empecé a rezar la novena de la virgencita de la dulce espera, que todo el tiempo se refiere al Salvador. Lo sentí como una señal, y por eso nos quedamos con ese nombre.

¿Cómo ha sido este embarazo? ¿Has tenido antojos?

A mí los embarazos sólo me dan muchas ganas de comer y mucho sueño, pero nada de molestias. Me ha ido muy bien, pero ha sido un embarazo diferente, pues el embarazo de Mati fue natural y pude entrenar desde el primer día hasta que nació. Después de él tuve una lesión en mi útero y me tuvieron que hacer una conización, para evitar que se volviera más compleja, entonces mi cuello del útero es mucho más pequeño de lo normal. Yo tenía claro que para un segundo embarazo posiblemente tendrían que hacerme un cerclaje, donde te amarran el cuello del útero para sostener el bebé. Todo venía bien, pero hace unas semanas la ecografía reveló que el cuello de mi útero se está abriendo un poco, pero no es nada grave, sólo debo cuidarme, y entre eso está no poder hacer ejercicio, y más bien reposar. Pero estamos muy tranquilos y positivos, y lo que tenga que venir, que venga, siempre de la mano de Dios.

Fotos de Instagram @carolinacruzosorio.

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