George Michael supo catalizar con «Outside» la vergüenza de una salida del armario forzosa y alumbrar a pesar de ello su horizonte y el de muchas personas que, en una sociedad e industria musical en pañales de la visibilidad homosexual, encontraron en él un bastión de esperanza y dignidad.
Corría 1998, finales del siglo XX, pero eso no impidió que el artista nacido como Georgios Kyriacos Panayiotou 34 años antes, tras media vida intentando burlar una etiqueta maldita, viera expuesta de la noche a la mañana su faceta más íntima tras ser detenido por un policía de incógnito al que ofreció entablar una relación sexual en un baño público de Beverly Hills, en California.
Muy poco después, el icono pop salió del armario en una entrevista concedida a la cadena CNN. «No tengo problemas con que la gente sepa que tengo una relación con un hombre en este momento», declaró, además de desvelar que no había estado con una mujer desde hacía una década.
«No me siento avergonzado, me siento estúpido, imprudente y débil por haber expuesto mi sexualidad de esta manera», agregó.
Solo unos años antes (aunque hoy su iconografía de chupa de cuero y barba de varios días parezca más un evidente cliché del imaginario homosexual), Michael se había convertido en la encarnación de la virilidad lúbrica con su procaz «I want your sex» y ejercía un especial influjo en media humanidad, especialmente en la femenina.
Pese a las soterradas sospechas y juegos habituales de las estrellas de la música con la ambigüedad sexual, hasta aquel momento de 1998 nadie de su altura ni de su perfil (icono romántico-sexual con 100 millones de copia vendidas de sus discos) habían protagonizado un momento de confesión tal.
Casi diez años después, concedió otra entrevista a Radio 4 en la que aseguró que si no había reconocido su orientación antes fue por no infligir a sus padres el sufrimiento del estigma del sida que acompañaba por aquel entonces a la comunidad gay.
«Habría salido del armario para muchas personas a los 19. Ojalá lo hubiese hecho. No creo que hubiese tenido la misma carrera -mi ego no se habría visto satisfecho en algunas áreas- pero creo que habría sido un hombre más feliz», reconoció.
Sea como fuere, su respuesta al supuesto escarnio del 98 no se hizo esperar. Solo seis meses después del mismo, lanzó al mundo la irónica «Outside» (afuera) y su exuberante sección de cuerda.
«Y sí, he sido malo / Doctor, haga conmigo lo que pueda / ve que pienso en ello todo el tiempo / haría servicios a la comunidad / pero ya los he hecho», cantaba el músico en una alusión a la condena que se le impuso tras la detención.
Le acompañó un vídeo aún más sarcástico en el que en el arresto participaba incluso un helicóptero, con numerosos elementos estéticos prestados del universo del cine pornográfico, dobles sentidos y una voz en «off» que en sueco decía: «¿Quién era ella? ¿De dónde vino? ¿Había comido? Entonces recordó que no era un sueño: era… Hollywood!».
La canción, uno de sus éxitos más emblemáticos, no fue número 1 en Reino Unido (en España sí). Se lo impidió «Believe» de Cher, curiosamente, otro himno de la comunidad gay.
La propia discografía de Michael está plagada de ellos mucho antes siquiera de la confesión y resulta difícil, aunque asegurara que sus primeros temas estaban dirigidos a mujeres, no realizar una relectura de cortes como el propio «I want your sex», «Faith», «Freedom! 90».
Ya con «Jesus to a child» reconoció que la canción la escribió en homenaje a un examante, Anselmo Fellepa, que falleció en 1993 por una hemorragia cerebral a causa del sida.
La salida del armario no supuso su tumba comercial, pues en 2004 publicó el álbum «Patience», que se convirtió en uno de los más vendidos de su país con la certificación de doble disco de platino gracias a canciones como «Flawless (Go to the city»).
Frank Ocean, Sam Smith, Tiziano Ferro, John Grant… La cuenta de solistas masculinos que no han renunciado a una identidad sexual integral va en aumento desde entonces.
«Para actores ya están las películas», dijo Ricky Martin en una entrevista con Efe al hablar sobre sus propias razones al dar el mismo paso doce años después, con un camino algo más llano gracias a fortalezas como la del icono británico el día que decidió salir «bajo la luz del sol».