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DESTINO

Publicado 23 octubre, 2018

Instantáneas de Panamá

Más allá de sus rascacielos y centros comerciales, Panamá palpita con una cotidianidad en la que su exuberancia natural, su reciente historia y una idiosincrasia caribeña a orillas del Océano Pacífico constituyen la impronta de un país que depara mucho por descubrir.

En lugares como el archipiélago de San Blas, con sus cientos de playas vírgenes de arena blanca y aguas turquesas repartidas en 365 islas, no encontrará grandes resorts ni vendedores ambulantes, pues muchas de ellas son administradas por indígenas de la etnia Kuna.

Por Alberto M. Coronado

Con algo más de 4 millones de habitantes distribuidos en 75.420 kilómetros cuadrados de selva verde esmeralda y costas sobre el Mar Caribe y el Océano Pacífico —Bogotá, nuestra capital, apiña a 8 millones de almas en tan solo 1750 km—, podría decirse que si algo les sobra a los panameños es espacio.

Desde el archipiélago de San Blas con sus 365 islas en el Caribe, una para cada día del año, y solo 80 de ellas habitadas por un número de personas que apenas llenarían un estadio de fútbol, hasta el archipiélago de las Perlas, bautizado así por los españoles durante la colonia por ser lugar en el que abundaban estas estimadas gemas —hoy sitio predilecto para el avistamiento de tesoros naturales como ballenas jorobadas y cientos de especies marinas—, Panamá es mucho más que centros comerciales y lujosas propiedades horizontales. Pero ¿qué planes hay para hacer cuando se pisa tierra en el país vecino? La revista Actual le da algunas sugerencias.

El reino del mar: con casi 2500 kilómetros de costa en dos mares, Panamá ofrece a sus visitantes infinidad de planes de mar. Lugares como el archipiélago de San Blas, con sus cientos de playas vírgenes de arena blanca y aguas turquesas repartidas en 365 islas en las que no encontrará grandes resorts ni vendedores ambulantes, pues muchas de ellas son administradas por indígenas de la etnia Kuna, son algunos de los destinos a los que se puede llegar por vía terrestre o aérea, aterrizando en el poblado isleño de El Porvenir. San Blas es el plan perfecto para aquellos viajeros que desean desconectarse del vértigo de la tecnología y volver a épocas más serenas durmiendo en una cabaña a pocos metros del mar, careteando con rayas y tortugas o conviviendo con familias Kuna que lo llevarán de vuelta a la vida isleña de las comunidades asentadas en este edén caribeño. Recomendadas: las islas Franklin; Cangrejo, y Estrella, la cual toma su nombre de los cientos de estrellas marinas que habitan sus aguas.

El pueblo que fue un volcán: ubicado a dos horas de Ciudad de Panamá en la caldera de un volcán extinto se encuentra el Valle de Antón, un pueblo de la central Provincia de Coclé rodeado por montañas y desde cuyos senderos se puede apreciar el Océano Pacífico. A medida que se asciende por la carretera que lleva a este pueblo, la vista de pintorescas casas en las que familias del lugar venden toda clase de coloridas artesanías y su clima fresco anuncian la proximidad de este destino natural rodeado de montañas y bosques nublados donde se pueden practicar actividades al aire libre como senderismo, escalada, canopy, montañismo, paseos a caballo y observación de aves. El Cerro la India Dormida, cuyo filo se asemeja a la silueta de una mujer acostada y puede recorrerse en un sendero de 15 kilómetros, o el zoológico El Níspero, que reúne en un hermoso paraje a más de 94 especies de la fauna americana entre aves, anfibios y felinos, así como un centro para la conservación de anfibios a cargo del Instituto Smithsoniano, son algunos de los planes obligados de este paraje.

Para leer el articulo completo, adquiera la última edición de La Revista Actual

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