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ACTUALIDAD

Publicado 7 abril, 2017

Barranquilla, procera e inmortal

Por Alfredo Baldovino 

En Barranquilla están pasando cosas importantes. Actualmente, cuenta con las tasas de desempleo más bajas del país y con una economía en constante crecimiento que atrae la mirada de los inversionistas extranjeros. Debido a su escogencia como sede de los Juegos Centroamericanos y del Caribe, se diseñarán importantes escenarios deportivos en un futuro cercano. Por primera vez en su historia, la ciudad está abierta al turismo internacional gracias a la modernización del sector salud.

La construcción del centro de convenciones Puerta de Oro, por su parte, permitirá la celebración de por lo menos siete eventos mensuales de tres días, con una capacidad para mil personas. La eventual restauración del Coliseo Moderno hará posible la llegada a Barranquilla de artistas de talla internacional como Madona o Ringo Star. Se tienen, en suma, razones de sobra para pensar que la ciudad está despertando de un largo sueño para reclamar un papel protagónico en el escenario de la economía nacional.

Ceñida de agua y madurada al sol…

El mar y el río siempre han sido fortalezas de la ciudad. Por sus puertos llegaron los primeros inmigrantes norteamericanos, asiáticos y europeos a establecerse con sus familias, y a sentar las bases del cosmopolitismo que caracteriza a sus habitantes. Por allí salían los fardos de café hacia el exterior e ingresaban, a su vez, las materias primas al país. Hasta que la mayoría de operaciones portuarias fueron trasladadas a Buenaventura hacia la mitad del siglo pasado, y el mar y el río pasaron a un segundo plano. Sin embargo, el nombramiento de Barranquilla como capital del TLC ha vuelto a poner los reflectores en sus puertos. Para tal efecto, el gobierno nacional aprobó la inversión de $2,5 billones para la recuperación del Río Magdalena. Con ese dinero, se ejecutarán obras de encauzamiento y mantenimiento entre Puerto Salgar y Barrancabermeja, y el dragado del trayecto que va desde Puerto Salgar hasta Bocas de Ceniza. Estas obras permitirán que el Río Magdalena tenga 7 pies de profundidad, 24 horas al día para garantizar la movilización de convoyes de hasta 7.200 toneladas.

Pensando, así mismo, en establecer una red de trabajo entre distintas ciudades para coordinar las operaciones portuarias que se generarán con el TLC, se le dio nacimiento al Diamante Caribe y de los Santanderes, en el que Barranquilla fungiría como capital. A menor escala, y en aras de promover el turismo, el distrito ha creado la Avenida al Río, que se complementará con la creación de cinco malecones y un planchón desde el cual los visitantes podrán ver la ciudad iluminada durante la noche. El mar no se queda atrás, pues la marina de Puerto Velero suplirá en gran parte las funciones que antes cumplían exclusivamente las marinas de Santa Marta y Cartagena.

La marina de Puerto Velero suplirá en gran parte las funciones que antes cumplían exclusivamente las marinas de Santa Marta y Cartagena.

Del jubiloso porvenir crisol

Entre los años 1871 y la segunda década del siglo XX, Barranquilla conoció la época más gloriosa de toda su historia. Los productos comerciales llegaban del exterior hasta el muelle de Puerto Colombia y desde allí eran llevados en el ferrocarril hasta la plaza de la Aduana. La restauración del edificio de la antigua aduana, en ese sentido, bajo la gobernación del historiador Gustavo Bell Lemus, en 1994, constituyó un hito en la historia de la recuperación del Centro Histórico. En un efecto de ficha de dominó, siguieron el Paseo Bolívar, la Plaza de San Nicolás, y el antiguo edificio de la intendencia fluvial, donde funciona actualmente la Secretaría de Cultura. La reconstrucción, pues, no ha sido solamente arquitectónica: de allí se ha derivado una invitación a mirar atrás, a soñar con la posibilidad de recuperar el esplendor que tuvo la ciudad en el pasado.

Da su voz y su músculo al progreso

Cada vez es más frecuente desplazarse por cualquier lugar de Barranquilla y ver a la distancia la maciza silueta de los edificios en obra negra. No ocurre solamente en el norte de la ciudad, sino también en el suroccidente con la inauguración de urbanizaciones. El fenómeno habla de algo que es todo un hecho: Barranquilla está viviendo actualmente la Edad de Oro de la construcción. Según Camacol Caribe, en 2014 hubo cifras históricas en términos de lanzamientos, iniciaciones y ventas: 1.892 unidades que corresponden a 250 viviendas VIS y 1.687 no VIS, que generaron un total de 70.000 empleos. Pero no todo se ha reducido al sector inmobiliario: 6 proyectos de hoteles, 10 de oficinas y 3 más de carácter comercial están en plena ejecución.

Mi Casa Ya es otro de los proyectos de los que habrá de beneficiarse la ciudad, moviendo inversiones por más de $1,7 billones solo durante 2015. Es un programa que estimula la demanda, al tratarse de subsidios a la cuota inicial de viviendas cuyo costo va hasta los $86 millones, y a la tasa de interés del crédito que los hogares contraten con el banco de su elección. El subsidio a la cuota inicial será de 12 millones para los hogares que ganan entre 2 y 3 salarios mínimos, y de $8 millones para los que ganan entre 3 y 4 salarios mínimos.

Para todos los beneficiarios el gobierno subsidiará cuatro puntos de la tasa de interés del crédito hipotecario. Teniendo en cuenta eso, Camacol identifica que 1’196.033 hogares cuentan con ingresos entre dos y cuatro salarios mínimos mensuales legales vigentes, que aún no tienen vivienda propia. Este porcentaje correspondería a un 19% del total de hogares en las 13 áreas principales del país. En ese sentido, al hacer el análisis sobre el porcentaje de ingresos que destinan los hogares en crédito o arrendamiento, existe un margen en el cual los hogares se pueden ver incentivados a sustituir la tenencia bajo arrendamiento para convertirse en propietarios. También se ha anunciado en estos últimos días la creación de  Alameda del Río, el proyecto de vivienda multiestrato liderado por la alianza público privada entre Amarilo y Situm, negocio inmobiliario del Grupo Argos. El proyecto tendrá una inversión superior a los 200.000 millones de pesos y generará aproximadamente 53.000 empleos directos e indirectos.

El aeropuerto Ernesto Cortissoz pretende convertirse en un aliado estratégico de la ciudad en un programa de ‘city marketing’.

 

Al Caribe central colombianiza

El aeropuerto en sí mismo no atrae a la gente a la ciudad, dice el gerente del mismo, Raúl Donado, pero es el primer lugar que pisan los visitantes al llegar a la ciudad, la primera impresión que se llevan. De allí que se haya aprobado un proyecto para modernizar sus instalaciones, en aras de articular las actividades del Ernesto Cortissoz con las del resto de Barranquilla. El encargado de poner en marcha el proyecto es el Grupo Aeroportuario del Caribe, ayudado por un operador internacional como el aeropuerto de Houston. Para darle cumplimiento a la lista de deseos, que surgió del análisis de las necesidades del aeropuerto, se invertirán $350.000 millones en obras y la misma suma, aproximadamente, en costos operativos. Con base en la cuarta generación de concesiones, explica Donado, se estableció un cronograma de obras para hacer un aeropuerto sostenible, mejorar la parte ambiental, y el tema de responsabilidad social, involucrando a las personas de los alrededores y facilitando el tránsito de los discapacitados, y una proyección comercial que le dé cobertura al flujo de personas y cargas, con una terminal nueva para carga y llegada de pasajeros. De esta manera, el aeropuerto Ernesto Cortissoz pretende convertirse en un aliado estratégico de la ciudad en un programa de ‘city marketing’.

El futuro comienza aquí

En Colombia, el de las zonas francas es un régimen activo que lleva más de cincuenta años de funcionamiento. Desde entonces, ha venido experimentando una serie de transformaciones con el fin de de aumentar la competitividad y el crecimiento económico de la región y del país. De las 106 zonas francas que tiene el país, el 40% está en la Costa Caribe. Para el caso de Barranquilla, se cuenta con Zona Franca Palermo, Zona Franca Barranquilla, Zona Franca Sofía y Zona Franca La Cayena. En lo que respecta a las áreas de trabajo, Barranquilla también lleva la delantera, ya que mientras las Zonas Francas del interior del país cuentan con aproximadamente 20 o 30 hectáreas, la capital del Atlántico sobrepasa las 100. Frente a la firma del TLC, nos encontramos en un mercado fuertemente competitivo en el que las empresas mejor preparadas en cuanto a personal humano, tecnología, y garantías estatales serán las que podrán tener un mayor protagonismo. Visto desde esa perspectiva, el futuro de la economía nacional está en Barranquilla, porque lo que está buscando el Estado actualmente es producir cerca de las costas para evitar, en lo posible, el uso de las carreteras, y Barranquilla cuenta con la infraestructura suficiente para  plantarle cara al reto.

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