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Publicado 17 mayo, 2016

Teletrabajo, la oficina en casa

Por: Ignacio Castro Stolkiner

Imagina la siguiente escena: estás en el living de tu casa, son las 9:00 a.m. y acabas de desayunar. Como no te hizo falta viajar hasta la oficina, tuviste tiempo de dormir un poco más, desayunaste tranquilo y leíste el periódico. Ahora estás en videoconferencia con tu jefe planificando las actividades del día y él no sabe que, aunque del torso para arriba llevas traje y corbata, fuera de cámara estás en shorts y sandalias. Terminada la conferencia vuelves a ponerte ropa cómoda y te pones a trabajar mientras tomas un jugo de naranja. Ahora imagina esta otra: sigues en el living de tu casa, son las 8 p.m. Intentas ponerte al día con trabajo atrasado mientras tu hijo mayor mira el partido a todo volumen, tu hijo menor llora a todo pulmón y tu pareja te pide que le ayudes a cocinar la cena. Estás cerca de un plazo importante y hace días que no sales de la casa más que para ir a hacer compras y no ves a nadie que no sea tu familia, y aunque los amas, darías cualquier cosa por tener algo de contacto con el mundo exterior.

Hace ya varios años que se dice que el futuro del trabajo está en el hogar. El teletrabajo, como se le llama a esta nueva forma de emplear, nació en los años 90 con la llegada del Internet y, si bien aún no es la norma, viene creciendo de forma sostenida alimentado por nuevas tecnologías de la comunicación. Si podemos estar comunicados a través de computadoras y celulares, utilizando videoconferencias, aplicaciones y redes sociales, en muchos casos nuestra presencia física en el lugar de trabajo parecería ser prescindible. Además, muchas compañías se inclinan por aplicar esta política para, entre otras cosas, ahorrar en alquiler de oficinas y mantener a sus empleados más conformes. Por otro lado, si bien la tendencia a nivel global es al crecimiento, otras tantas (entre ellas Yahoo y Google) están empezando a recortar con incluso prohibir que sus trabajadores trabajen desde sus casas argumentando que el intercambio entre colegas cara a cara es indispensable para la aparición de nuevas y buenas ideas.

Cambiando costumbres

“El teletrabajo supuso un cambio muy positivo en mi vida. Luego de tener a mi segundo hijo, decidí dejar mi empleo anterior porque no me alcanzaba el tiempo para todo”, cuenta Miguel, agente de ventas de 36 años. “Desde que instalé mi oficina en casa, puedo manejar mis horarios, cuidar a mis hijos, llevarlos al colegio y hasta reservarme tiempo para hacer deporte, ya que no tengo que viajar hasta la sede de la empresa”. Miguel consiguió su trabajo actual a través del Portal Colombiano de Teletrabajo, un emprendimiento conjunto entre los Ministerios de Trabajo (MinTrabajo) y Tecnologías de la información y de la Comunicación (MinTIC) y la plataforma de ofertas de trabajo Elempleo.com. “Cuando se trabaja en el lugar donde se vive, se puede hacer difícil separar el trabajo de la vida personal. Tengo que cuidarme de no distraerme demasiado y también de no pasarme con las horas”, cuenta Miguel, quien sostiene que su receta es mantener una estricta disciplina con respecto a sus horarios. “A veces es difícil que quienes viven contigo entiendan que aunque estés en casa estás trabajando, pero con el tiempo nos hemos ido adaptando y hoy en día estoy feliz de poder estar presente para ver crecer a mis hijos”.

Además del manejo de la vida familiar, uno de los factores determinantes por los cuales los muchos prefieren trabajar desde el hogar, es el problema del traslado. Un habitante de Bogotá tiene en promedio 64 minutos diarios de viaje, gastos de transporte público o —si cuenta con automóvil— de combustible y aparque. Un informe la Cámara Colombiana de Informática y Telecomunicaciones (CCIT) muestra que, de hecho, el teletrabajo está más difundido en las ciudades que tienen tiempos de viaje largos. Además, a los gastos de transporte hay que sumarles los de alimentación para quienes almuerzan fuera de casa y de indumentaria. Estos gastos pueden parecer pequeños en el momento pero hacen diferencia por acumulación. Estudios citados por el portal de noticias www.dinero.com, afirman que una persona puede ahorrar entre 2.000 y 7.000 dólares anuales en transportes, alimentación y vestuario teletrabajando. Además de suponer un ahorro considerable para el empleado, el teletrabajo supone un ahorro considerable para la empresa en términos de alquiler de espacios. Caroline Waters, directora de recursos humanos de British Telecom, afirma que, aún invirtiendo 3.000 libras al año para proveer a sus teletrabajadores de equipos, muebles y elementos varios su empresa, ahorra 114 millones de dólares en alquileres en el mismo período de tiempo.

 

Según el MinTIC existen hoy en día 42.000 teletrabajadores en Colombia, cifra que aumenta cada año. La Viceministra María Carolina Hoyos afirma que el teletrabajo hace “más felices” a las personas, permite que las empresas tengan “una mayor eficiencia en el uso de los recursos” y da oportunidad de incorporarse al mercado laboral a personas que no tienen la capacidad física de desplazarse como personas con movilidad reducida o con otras personas enfermas a su cargo. Otro motivo importante por el cual el gobierno promueve el teletrabajo es la situación ambiental en las ciudades. Según el director de Derechos Fundamentales del Ministerio de Trabajo, Eduardo Bajarano, “los trancones le representan al país casi tres puntos del PIB. Por eso el teletrabajo es una alternativa para descongestionar las ciudades del tráfico creciente”. Por otro lado la reducción del tráfico supone también un alivio para el medio ambiente. Desde el mismo MinTIC afirman que “un vehículo emite 2,3 kilogramos de dióxido de carbono (CO2) por cada galón de gasolina gastado. Esto significa que en Bogotá por cada 5 kilómetros que cada teletrabajador deja de recorrer, se reducen las emisiones contaminantes en por lo menos un 1 kilogramo de CO2”.

Aún teniendo en cuenta todos estos beneficios, muchas empresas siguen siendo reacias a ofrecer este tipo de empleo. En el comunicado que Yahoo lanzó a sus empleados prohibiendo el teletrabajo dentro de las compañía se afirmaba que “algunas de las mejores decisiones e ideas han salido de un vestíbulo o de una conversación en una cafetería, al conocer gente nueva y fomentar las reuniones de equipo”. De la misma manera el exjefe de Google Patrick Pichette afirmaba que en su empresa la gente trabajando a distancia es “la menos posible”, pues “hay algo mágico en compartir almuerzos, en lanzar ideas, en preguntar desde tu computador a tu vecino: ‘¿Qué piensas de esto?’”.

Si bien es cierto que mucho han tomado la medida de Yahoo como un retroceso en la evolución del empleo, también hay que tener en cuenta que el modelo presencial está muy arraigado aún. Según un estudio conjunto de la London Business School y la Universidad de California, no ser visto en la oficina afecta las posibilidades de promoción. El problema de imagen que genera estar ausente puede llevar a que los gerentes privilegien a aquellos que están presentes aunque solo sea calentando asientos. Como alternativa Alan Denbigh, coautor del “Manual de teletrabajo”, propone una modalidad mixta en la cual el empleado vaya algunos días de la semana pero no todos. Según su libro el trabajo a distancia beneficia al empleado permitiéndole realizar proyectos particulares a la vez que pasa tiempo con su familia, pero también reconoce los beneficios de la interacción entre pares y la dificultad para mantener el ritmo en casa después de muchas horas. Una modalidad semipresencial cubre ambos frentes.

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